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uien visita la ciudad de San José do Calzado, al sur del Estado del Espíritu Santo, queda encantado con la belleza de su jardín, que comienza cerca de la iglesia y termina frente al grupo escolar Manoel Franco.
Son veintiocho arriates, en varias formas geométricas, con varios tipos de hermosas flores.
Siendo la ciudad montañosa, encontramos laderas y cerros, lo que le brinda un notable valor paisajístico y de rara belleza. Tanto que ganó el título de “Ciudad Simpatía entre Montañas y Flores”.
Calzado es una ciudad acogedora donde se lleva una vida tranquila. Su clima sabroso a diferencia de tantas otras bellas ciudades. A veces el calçadense (como se conoce a las personas que nacen en esta ciudad) sale, buscando ganar en la vida, como se dice, pero con el paso del tiempo, él vuelve y se establece aquí. Este es el mejor lugar para vivir.
Como otras ciudades y pueblos, Calzado tiene su patrono. Es San José, que tiene su día festejado el 19 de marzo.
Con el tiempo, en conmemoración del mes de María durante todo el mes de mayo, con realización de letanías y coronación de Nuestra Señora, se pasó a festejar juntos a san José y a la Virgen, en homenaje a San José y en honor de la Gran y Sagrada Familia - Jesús, María y José.
La fiesta política se realiza el primer domingo de junio.
Debido a que el sacerdote y el alcalde siempre se llevan bien, realizan fiestas (religiosas y políticas) el mismo día.
¡Por lo tanto, el primer domingo de junio es fiesta en Calçado!
Hubo un tiempo en que la fiesta era el 31 de mayo y por lo que lleva el nombre de “FIESTA DE MAIO”. Tenemos fiesta de mayo en junio.
Me recuerda a una novela que ocurrió en una hermosa fiesta de mayo. Todo comienza así:
La ciudad en ritmo de fiesta. Visitantes, coches diferentes, música, bandas de música y un mundo de sorpresas y alegrías.
Pasaba el desfile del Colegio Estatal de Calzado. Armando miraba a las chicas de blanco. Repentinamente su mirada se detuvo en una morena de ojos verdes y brillantes. Se detienen a observarla:
- ¡Qué muchacha hermosa! Qué bien hecho está su cuerpo.... Qué ternura tiene en la mirada, en los gestos, en el piso. Estoy fito en esa morena.
El desfile va siguiendo. Los ojos de Armando no ven más que la hermosa muchacha que va marchando maravillosamente por las laderas de la ciudad. Pasa el desfile frente al quiosco. El pelotón que lleva las Banderas de los Estados brasileños hace una fiesta de colores cuando los portadores levantan cada una, embalándolas al viento.
Otros pelotones vienen representando hechos históricos de la ciudad, del Estado, del País. exhiben las principales riquezas de la tierra. Muestran características de las estaciones del año. La primavera, el verano, el otoño y el invierno. Todo en una armonía cuidadosamente estudiada.
En la organización del desfile, se destacan, año tras año, gloriosamente, la profesora Therezinha Juliana Almeida da Fonseca (talento genial), Penha Lopes y otras profesoras de Educación Física y de otras materias del currículo escolar. Maestras queridas y portadoras de especial talento para las artes, poniendo la belleza literalmente en las calles y, también, en nuestros corazones.
Después de recorrer la plaza y las principales calles de la ciudad, el desfile regresa al Colegio. Los alumnos recuperan sus cuadernos. Todos tienen hambre, después de todo están desfilando desde temprano.
Pasado el movimiento del desfile, la fiesta se resume, ahora, en las casetas: juguetes, collares, pulseras y anillos de todo tipo y de todo color. Otras veces los vendedores exponen en un rincón de hierba sus productos.
Ya es de noche.
Armando sale de la pensión, vestido con la ropa más bonita que haya traído. En este momento el coche de la OPPC (Organización publicitaria Pereira Campos), de Buen Jesús del Norte, contratada para hacer la cobertura sonora de los festejos, trae a todos hermosas canciones e invitación a las próximas atracciones.
Armando presta atención a todo. Pero sus ojos buscan a aquella hermosa morena que vio pasar en el desfile. Comienza a andar sin rumbo por la plaza.
He aquí que viene llegando un grupo de ocho a diez muchachas. Los ojos de este muchacho de Barra de San Francisco paseaban inquietos en todas ellas. Sin embargo, de repente se fijan en unas piernas morenas y bien torneadas, seguidas de un vestido azul cielo, dándole una rara belleza. Su mirada sube rápidamente por el regazo y encuentran los graciosos senos. Su corazón late más fuerte. Sigue mirándola, examinándola minuciosamente. Los cabellos pegados a la nuca por una simple pinza obligan a los rizos a acomodarse afanosamente, moldeando su rostro delicado.
En este instante su mirada encuentra la suya. Él ve en esos ojos verdes el mismo brillo que lo golpeó a primera vista. La boca rosada y bien hecha ya es una invitación para el beso. Mira – a los ojos.
- ¿Cuál es tu nombre?
Ella, ligeramente ruborizada, entendiendo el sentido de la pregunta, se limita a decirle:
- ¡Mi nombre es Anne!
- ¡Ja! No conocía un nombre más bonito ni otro que combinara tanto con la apariencia de la persona.
Un poco avergonzado, Armando quiere continuar la conversación.
-Hoy hay baile en la Montaña, ¿verdad?
- Sí que la hay.
- ¿Puedo acompañarla a los mejores bailes de la ciudad?
- Olvidaste decirme tu nombre, de dónde vienes…
Él busca sonreír para vencer la barrera que los separa.
- Me llamo Armando y soy de Barra de San Francisco.
Échale una larga mirada...
Las compañeras se van. Anne ya no va a pasar la fiesta sola.
Anne, de vez en cuando, baja los ojos. Te avergüenzas de ese muchacho tan guapo, o, para explicarlo mejor, no es vergüenza, es un poco de timidez mezclada con miedo de estar delante de aquel muchacho hasta ahora desconocido.
Sólo una vez en su vida había tenido un noviecito, pero era de allí mismo, de su calle y viejo conocido. Ella estaba pensando en el único romance que había vivido. Contaba en aquella época quince años. Todo platónico, pero intenso como en los mejores romances.
Ahora no. ahora ella es adulta, ya tiene diecinueve años... Armando toca de leve su brazo y la despierta de esta ingenua divagación... Anne siente un repentino temblor, como si algo remoto despertara en ella; nunca había sentido eso por nadie, y me di cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, este chico entraba en su vida y empezaba a formar parte de su mundo. Y lo miraba, examinándolo también. Es atractivo, masculino, alto, ojos marrones y grandes, el andar firme, no es jorobado, y por la fisonomía inteligente, se ve que es realmente notable. Se viste con mucho gusto.
- ¿Vamos a dar unas vueltas? Estoy ansioso de que me enseñes la ciudad. ¡Mira, no te olvides de llevarme a todos los lugares pintorescos y bellos de aquí!
-Tienes razón, voy contigo. El jardín ya lo conoces ¿no es así? (dice en una sonrisa).
- No tan bien como lo conocería a su lado.
Vencen la timidez del primer momento, a medida que pasean por la ciudad.
- Sabes, Armando, quitando el jardín, el punto más bonito de aquí es el Parque Forestal, vamos...
Suben la ladera de la Iglesia. Ambos pasaron tantas veces allí, pero ahora les parece un lugar diferente. Es como si uno completara la vida del otro. Piensan en entrar en la iglesia. Armando quiere conocer la iglesia por dentro, y, recuerda también una vieja costumbre de su madre, el de hacer tres pedidos al patrono de la ciudad o del pueblo, cuando entre en una iglesia por primera vez, afirmando que los Santos los atienden por más difíciles que sean.
Entran, se arrodillan y empiezan a rezar.
Armando pide lo siguiente:
-Señor, te pido, ahora, las tres cosas que más deseo en la vida:
Número de páginas | 74 |
Edição | 1 (2019) |
Formato | A5 (148x210) |
Acabamento | Brochura c/ orelha |
Coloração | Preto e branco |
Tipo de papel | Polen |
Idioma | Português |
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